viernes, 26 de julio de 2013

Yo de él. Él de otra

¿Existe algo más doloroso que el amor no correspondido?. 
Yo he vivido varios amores unilaterales desde muy pequeña. 
Creo que si hago fuerza mental puedo recordar a cada uno de mis amores no correspondidos desde que tengo 9 años. Emilio fue mi primer amor no correspondido, eso sí, le fui muy fiel porque desde los 9 hasta los 11 me moría por él. Después vino Juan Manuel, después Borgia (sólo recuerdo su apellido), después Ricardo, después bla bla bla...
Recuerdo que me dolía, me dolía que no me miraran, que no me prestarán atención, que pasaran de mi, incluso creo que algunos no sabían mi nombre pero yo me entretenía creando historias en mi cabeza, donde sí me miraban y por supuesto sabían perfectamente cómo me llamaba. 

Cuando fui creciendo también hubo más amores no correspondidos pero más doloroso el golpe. En realidad no sé si es amor o el tema se transforma en obsesión pero en lo único que pensamos es en "conseguir" a esa persona y la pregunta ¿por qué no me quiere? nos desvela por la noche. Claro, nosotras nos vemos perfectas para él, no nos entra en la cabeza que él no lo vea así, entonces empezamos a analizar cada movimiento, palabra, gesto que recibimos del otro, a ver si desciframos los motivos por los que no nos quiere. Además en mi caso, que me encantan las películas románticas, siempre los finales son felices, entonces no me cabía en la cabeza que mis finales no fueran iguales, con la misma banda sonora, con el chico diciéndome lo especial que era, vamos, que siempre he soñado con tener a mi Harry como en "Cuando Harry conoció a Sally" diciéndome que incluso todo lo que resulta raro y todos mis defectos no son más que cosas hermosas para él. 

Ahí estamos enganchados sin poder despegarnos ni con aguarrás, pensando que algún día la persona se dará cuenta de lo que somos, que nos verá entre la multitud y nos elegirá pero soy de las que piensan que cuando la cosa no fluye desde un principio es muy difícil que salgan bien. Incluso tenemos momentos de lucidez donde somos totalmente conscientes de que esa persona no es para nosotros pero claro nuestro "otro yo" nos dice  que en realidad uno puede reacomodar su forma de ser y adaptarse o incluso llegamos a pensar que cuando nos ame como queremos que nos ame, esa persona será como una especie de escultura que iremos modificando a gusto hasta transformarlo en algo parecido al David de Miguel Ángel. 

El amor no correspondido tiene algo bueno, mantiene, como dice Use Lahoz en "El año que me enamoré de todas", la ilusión de lo perfecto. Como no sabemos exactamente cómo esa persona es, nos la imaginamos realmente perfecta y al ser una persona inalcanzable no hay: malas caras por la mañana, calcetines tirados en el suelo, discusiones por si vivir en el centro de Madrid o en el extrarradio, entonces el amor no correspondido es siempre maravilloso, perfecto, especial y único. 

Cómo dice Gabriel García Márquez: "La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener".




5 comentarios:

  1. Danielita!! yo hasta hace poco no había vivido esa experiencia, o bien porque he tenido suerte y donde he puesto el ojo he puesto la bala, o bien porque no era de las que les afectaba estas cosas....hasta hace bien poco, con mis ya 37 tacos cumplidos, que he tenido que vivir en mis carnecitas como me enamoraba de la persona antagonista a mi y que además me hacia transparente a sus ojos.....todo pasa, no hay de que preocuparse, todo pasa.....y de todo se aprende, en este caso, de que todos somos susceptibles de caer hasta en lo más obvio
    Besos

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  2. Que buena frase la de caer hasta en lo más obvio...puff al final viste que no se puede decir Nunca, nunca, valga la redundancia.

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  3. Mi opinión:
    Ese toro enamorado del torero…, cada vez que llega a mi vida una noticia sobre un amor no correspondido, un enamoramiento sin respuesta, ese algo que deseamos tener y que se nos va de entre los dedos sin poder retenerlo, me viene a mi cabeza la imagen de un toro enamorado del torero y no puedo evitar sentir una terrible compasión por el toro y verme embargado por la desazón que da la impotencia.
    En mi vida he sido espectador desde la barrera, he sido toro y he sido torero, por lo que conozco sobradamente la situación y los sentimientos de cada uno de ellos y de todos el que más triste me pone es el toro, porque una cosa es la de conocer y reconocer las sensaciones de todos los que están participando en la corrida y otra muy diferente es saber que puedes hacer para aliviar, mitigar, o mejor aún, hacer desaparecer el dolor del toro enamorado del torero.
    Como espectador, que también ha sido toro, solo puedo decirle al toro lo que todos dicen y que consuela poco y es que se pasa, que la faena dura poco y al final no hay dolor, se acaba. Pero el toro no quiere que se pase, quiere que el torero se enamore de él, que deje de hacerle daño, de torearle y de clavarle banderillas y en todo caso, si se ha de pasar tanto dolor, que se pase ya, ni un momento más tarde, ahora mismo, pero prefiere que no se pase, lo único quiere es a un torero enamorado del toro.
    Poco puede hacer el espectador, solo lo que hace mejor que es ser espectador y aprender para cuando, como normalmente sucede, se convierta en toro o en torero y mientras tanto ver cómo se desarrolla la tragedia a la que algunos, desafortunadamente, llaman fiesta. (Continua...)

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  4. (Continuación...)
    Querido toro, tu dolor me duele, pero mi dolor no curará tus heridas. Tu solo quieres que el que te echa el capote, al que siempre entras, te quiera y deje de hacerte tanto daño y eso no depende de mi, posiblemente ni de quien con maestría te lleva por los derroteros que él quiere, puede que nada ni nadie pueda aliviar tu dolor, solo el tiempo y, como espectador que ha sido toro y torero, te digo que la faena dura poco, solo puedo decirte eso.
    Como toro, que he sido, siempre había aspirado a ser el semental de la ganadería pero un día, sin saber ni como, me encontré en medio de la plaza siguiendo ciego a un enorme capote rojo que ondeaba a modo de faldas, al principio pudo parecerme un juego divertido, un que te pillo, que te pillo, pero aquellas faldas se convirtieron en terribles aguijones sobre mi espalda y un dolor infinito me quebró, a pesar de ello continuaba ciego tras de las faldas rojas, una y otra vez, entrando por donde me llevaban sin contar con mi opinión, hasta que mis fuerzas flaquearon y me sentí morir, vi una luz blanca a final del túnel y todo se tornó paz. Desde entonces odio las grandes faldas rojas y si las veo aparecer salgo corriendo en dirección contraria.
    También me ha tocado ser torero, yo nunca he querido ser torero, me gustan los toros libres, me gustan que todos sean sementales, que pacen tranquilos y que la paz llene sus días y que si se enamoran de un torero, el torero no le corte nada y menos para ponerlo encima de la chimenea de su casa como un trofeo. Algunas veces el destino hace que te encuentres lidiando en mitad de la plaza a un toro al que no quieres hacer daño, de hecho le quieres libre y feliz, pero el toro insiste en entrarte una y otra vez y no sabes cómo decirle que le quieres demasiado para hacerle daño, que nos vayamos lejos de allí y disfrutemos de las puestas de sol en la dehesa, que yo no quiero entrar a matar ni que me claves el terrible cuerno de tu desprecio por el daño involuntario que puedo causar, que quizás la vida nos ha llevado a donde no queremos estar y tenemos que salir del ruedo sin herirnos.
    Al final casi nadie puede hacer nada, el drama llamado fiesta se desarrollara y cada uno de los personajes hará lo que se espera del él, el público observará, unos sentirán pena por el toro y otros admiración por el torero, el toro continuará entrando ciego al capote una y otra vez, sintiéndose hundido de dolor e impotencia hasta que llegue su momento final y la paz le invada y el torero siempre recordará con cariño al toro y la buena corrida que tuvo con él (lo de la buena corrida va sin segundas intenciones).
    Toro, torero, no os hagáis daño, saliros del ruedo, ir a la dehesa a ver juntos la puesta de sol tras de una dura jornada como semental y disfrutar de vuestra compañía por siempre jamás..

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  5. El tema es que el toro es cabezota a más no poder e intentará por todos los medios llegar al torero, eso sí todo tiene un límite y es posible que encuentre un torero más llamativo pero ojo hay veces que incluso estando con un torero nuevo el anterior siempre está ahi en el corazón del toro...ojo con la espinita que nos queda, es peligrosa.

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