viernes, 23 de agosto de 2013

Mi gran boda griega

Si me preguntan si me quiero casar, digo que no, pero no porque esté en contra del casamiento, no lo estoy, me parece buena idea por todo el tema legal, etc, etc...con esta primera frase el post no tendría sentido, por lo que tengo que decir que la entrada la escribo porque estoy en contra de las bodas a la española (bueno tengo que decir que a la uruguaya también).

Las bodas parecen ahora el negocio del año. Tengo una alumna que se casó hace unas semanas, cada día que teníamos clase me contaba sobre los preparativos y el dinero invertido en cada una de las ideas para el gran día, pero claro, todo estaba medido porque ya contaba con los regalos de los invitados, que en España son desde cientos a miles de euros. 

¿Por qué se casa la gente?. Quiero creer que la primera respuesta es por amor, pero realmente por amor tampoco es algo que hace falta, puede que algún distraído siga pensando que es por un tema religioso, aunque en mi opinión, cada vez menos la gente se casa por un tema religioso y más por la fiesta y el vestido. Siempre he pensando que las mujeres somos las que insisten con el tema de la boda, los hombres podrían vivir en pareja sin más, pero ahí estamos nosotras para refrescarles nuestro deseo. 

Mi madre siempre me dice que se casó para poder irse a vivir con mi padre, en esa época no era común convivir sin papeles. Mi tía se casó porque se quedó embarazada (aunque no se diga mucho en la familia), mi abuela se casó porque era la única opción que había ¿pero hoy?...

Hay parejas que se casan por la fiesta, por el dinero que recibirán y por los días de vacaciones -vale, con esto hasta puedo estar más que de acuerdo :) -. Si realmente quieres casarte por el simple hecho de celebrar la unión con el otro, no hace falta una "gran boda griega" de por medio. 

Resulta también que hay modas en el tema de las bodas, que si mi amiga V tiró pétalos de rosa y no arroz, pues yo también, que si ahora se lleva que se regalen jabones con el nombre de la pareja ahí vamos a hacerlo. Por eso pienso que a veces las bodas son patéticas, si una palabra fuerte. ¿Qué pasaría si viviéramos en un país donde no se estilaran los regalos en forma de eurillos?, seguramente se casaría menos gente. 

Como no estoy casada siempre pienso si existe alguna otra necesidad más allá de lo legal para "atar el nudo" (esto lo traduzco literal de la expresión "tie the knot" del inglés que se utiliza para decir que uno se casa), en mi humilde opinión no lo veo, la frase "sellar su amor" me parece ridícula, no hace falta una boda para sellar nada, el amor está o no está, estés casado o no, estar casado no significa nada, no se ama más ni menos, no se considera al otro parte de uno más o menos, el casamiento hoy en día se ha quedado en una transacción comercial porque "el vivieron felices y comieron perdices" ya no lo garantizan ni en los cuentos de hadas. 






6 comentarios:

  1. El matrimonio constituye una unión y el símbolo de la lealtad en cuanto al amor que una persona le declara a la otra.
    No existen motivos por el cual una persona se casa o no....salvo uno......que exista amor. La diferencia entre casarse o no, puede ser para algunos insignificantes pero para otro primordial. De hecho en la biblia la única relación que podía existir entre un hombre y una mujer era mediante el matrimonio......pero caso aparte.....si te casas es porque le estás prometiendo amor para toda la vida a esa persona y lo simbolizas como marido y mujer. Lo que no debería existir y sí cuestionarnos es para qué sirve el divorcio....si no para suplir las equivocaciones continuadas que el ser humano comete. Si te casas que sea para siempre.....si no .....pues mejor no.

    Un saludo

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    1. Me cuesta mucho entender que no este permitido equivocarse y que para ti el divorcio sea algo malo, no es la situación ideal obviamente pero creo que gracias a Dios que existe sino habría más gente infeliz en el mundo.

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  2. Mi opinión:
    El ser humano es un animal deseante, por mucho que posea siempre deseará más y se esforzará por conseguirlo y no necesariamente siendo legal, noble y sincero, generalmente se emplea el engaño y la mentira como método para conseguir lo que interesa, lidiando con la oposición que supondría el conocimiento real de nuestras intenciones y que posiblemente impedirían la consecución de los objetivos que nos marcamos. Generalmente lo que hacemos y lo que pensamos se parecen mucho, pero no así lo que manifestamos verbalmente, nuestro lenguaje corporal (lo que hacemos) dice muchas veces más de nosotros y de lo que realmente pensamos que lo que decimos y muchas veces nos contradecimos nosotros mismos, lamentablemente nuestras palabras han perdido crédito y ya sea porque mentimos diciendo algo diferente a lo que pensamos o porque solo decimos parte de la verdad y ocultamos aquella parte que no interesa que se sepa o porque mezclamos hábilmente verdad con engaños con la intención de manipular las opiniones de los demás, lo cierto es que la palabra dejó hace mucho tiempo de servir como elemento suficiente para dar crédito a quien la expresa.
    Nos jugamos demasiado cuando se emprenden grandes acciones, basados en la buena fe de quienes nos acompañan en ellas, como para que la palabra sirva por si sola, así que casi todo lo importante se documenta por escrito y se firma como muestra de que lo que está escrito es el compromiso que adquirimos, se pasa de este modo de la palabra a la acción, a realizar algo concreto que confirma que lo que pensamos, decimos y hacemos se encuentra en sintonía, no hay contradicciones y es un compromiso en firme.
    Cuando queremos demostrar que lo que decimos es cierto fuera de toda duda, lo que hacemos es realizar un ritual que lo confirme, ya sea por escrito o mediante símbolos; el te quiero seguido de un beso, el de acuerdo seguido de un apretón de manos, el acepto a tus amigos como míos con un par de besos a los nuevos amigos desconocidos y recién presentados, el acepto tus disculpas con una abrazo de reconciliación, el quiero estar contigo con un regalo, el me gusta estar contigo con una comida. En realidad el día a día está lleno de rituales que no hacen otra cosa que dar crédito a lo que se está diciendo, ya que hace mucho que dejamos da dar por bueno lo que se decía si no va seguido de un acto concreto que lo confirme.
    Todos los grandes acontecimientos de la vida, en todas las religiones y en todos los tiempos están abalados por un ritual, el nacimiento de un niño, la recogida de la cosecha, el compromiso matrimonial, la muerte. Todo tiene un proceso que testifica la alegría, el dolor, la petición de mano, el compromiso, la creencia que el hecho motivo del ritual confirma y es una norma por todos admitida, un lenguaje universal que todos entienden.
    (Continua...)

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  3. (Continuación....)
    Realmente y en el fondo, ninguno de estos rituales sería necesario si con la palabra fuese suficiente, pero el ritual certifica, aunque el propio ritual en muchos casos, como en algunas bodas, no dejen de ser más que una escenificación planificada en la que muchos de los contrayentes ni siquiera creen, ¿entonces por que lo hacen?, pues en muchas ocasiones porque ni siquiera los propios contrayentes están de acuerdo entre ellos y no merece la pena el intentar convencer al otro de lo contrario. A veces por cuestiones legales que aportan ventajas que de otro modo se pierden, a veces porque la sociedad en la que vives no admite otra opción y no quieres, ni te interesa enfrentarte a una sociedad en la que quieres estar aceptado (aunque al final hagas lo que te dé la gana) y a veces, también, porque crees en ello y estás de acuerdo en que se haga de este modo, que también los hay y los respeto. Personalmente opino que para muchas novias es muy importante certificar su nuevo estado mediante este rito, sea o no por la iglesia que esa es otra cuestión, pero dado lo informales que somos muchos hombres eso de que ante un concurrido público su pareja manifieste en alto “ y prometo serte fiel durante todos los días de mi vida” y luego lo firme, como que mola mucho, aunque a los dos días siga viéndose con su amiga, que además es también amiga de la novia.
    Si el ritual para confirmar algo consistiese en cortarse una pierna y tirarla al mar, a la misma hora todos los días, en el mismo sitio, y no te extrañes porque rituales los hay para todos los gustos y algunos incluso más salvajes que el cortarse la pierna, seguro que todos los días a esa hora el mar, en ese lugar, se llenaba de tiburones esperando coger su ración de carne y eso mismo pasa con los rituales que practicamos habitualmente, allí están los fotógrafos, la iglesia, los cátering, los restaurantes, como tiburones listos a coger su tajada y como la sociedad de consumo propicia estas actitudes, porque el estado de bienestar está basado en el consumo masivo de bienes perecederos, pues los rituales se convierten en inmensos negocios que mueven cantidades ingentes de dinero, incluidos los funerales, además si el ritual en sí mismo valida lo prometido, cuanto más dinero te gastes más validado queda, al menos eso nos intentan vender los que venden de todo y al final lo hacemos como hacemos casi todo, porque es la norma y no la pongo en duda, me sirve para vivir tranquilo y que piensen los de marketing que a mi pensar me cansa, no vaya a ser que descubra que estoy confundido y tenga que pasar a la acción y eso me cansa mucho más, así que me quedo tranquilo viendo la tele mientras bebo mi cerveza esperando que la muerte venga a buscarme y que en el ritual de mi funeral se gasten una buena pasta mis descendientes para que todos vean cuanto me querían.

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  4. Me he reido mucho con tu respuesta...que buena! y que raros somos los seres humanos no?

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  5. Bueno, tu y yo no somos raros, los raros son el resto...

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