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lunes, 9 de septiembre de 2013

Convivir no tiene sentido

Leí una vez en un libro de Augusto Cury que si querías que tu relación nunca tuviera problemas y que pasara de los malos tragos, lo mejor era nunca convivir y realmente no puedo estar más de acuerdo. 

Cuando estás enamorado y después de un tiempo prudente (en realidad no sé bien cuándo es prudente) deseas compartir las 24 horas del día con esa persona con la que casi siempre pasabas solo los fines de semana. Antes de dar el paso, piensas que no hay nada como vivir con esa persona todo el día, vamos que crees que nada saldrá mal pero la realidad cae al cruzar la puerta y compartir la cama. 

Convivir no es fácil, vamos, no lo es ni con los compañeros de piso, ni con un tu hermano, ni con tu mejor amiga, entonces tu pareja tampoco puede escapar a esta máxima. 
Cuando convives tu y tú pareja están totalmente desnudos y ya hay poco que esconder y pocos lugares donde esconderse (no sólo porque los pisos en Madrid cada día tienen menos metros cuadrados). La convivencia es preciosa pero un trabajo tan complicado como ir a trabajar 8 horas a tu oficina, el trabajo de la convivencia no termina ni cuando estas durmiendo. 

Si convives con alguien, seguro que alguna vez has deseado salir por la puerta a por un cigarrillo y no volver más o deseaste haber conservado tu apartamento de soltero. 

Dice mi madre que lo ideal es tener un día libre o de vivir cada uno por su lado, y lo dice después de 32 años de casada por lo que de verdad para la convivencia solo hay una solución: aguantar+querer+hablar (mucho, hasta repetirse más que el vinagre).