lunes, 5 de agosto de 2013

Si te he visto no me acuerdo

Pensaba hace unos días qué raras son algunas cosas en el tema de las relaciones. De un día para otro pasamos de querer a odiar, de la noche a la mañana pasamos de sentir a ignorar, cuando menos te lo esperas pasas de hablar 24 horas diarias a no pronunciar palabra.

Mi amiga F estuvo saliendo con un chico, la cosa no funcionó y cuando ella decidió poner fin, eran amigos con derechos, le escribe un e-mail profundo, largo ( las mujeres hablamos el doble que los hombres y si nos dejan escribir pues nos repetimos más que el vinagre) esos e-mails de los que uno espera respuesta (hay que aclarar aquí hombres, que las mujeres siempre esperamos respuestas a nuestros e-mails, por más triviales que puedan ser para vosotros, así que por favor al menos un "Recibido" no hace daño a nadie). El chico sí le responde, le pide disculpas por su comportamiento y finaliza el e-mail con "Saludos"...  a lo que yo agrego ¿ehhhhhh?. 

Cuando mi amiga me lo contó, no me pareció mal el e-mail en sí, lo que me pareció fatal fue el "Saludos", como si fueran compañeros de trabajo, conocidos, como si nunca hubiese pasado nada entre ellos... 

Resulta que cuando terminas una relación parece que hay que actuar como si nada, que no se note que siento, que el otro no vaya a interpretar que me sigue interesando, creo que muchas veces los hombres ponen una distancia fría y larga porque piensan que las mujeres podemos haber quedado enganchadas y no quieren confundirnos más, cuando digo más es porque, ojo, durante el proceso de conquista o en la relación no importaba confundirnos pero una vez que pusieron "fin" pues que quede bien claro. 

Después de ese día mi amiga tuvo que ir a recoger un libro al lugar de trabajo del susodicho y el señor ahí estaba como si nada, diciéndole hola y adiós como si de una clienta más se tratara. 

Algo parecido me sucedió a mi. Estuve metida en una especie de comienzo de algo, digamos que no eramos novios, no eramos nada más que el comienzo de algo que tampoco sé definir, pero sí que hubo algo, de ambas partes, cuando la cosa se empieza a enfriar, cuando ya todo estaba saliendo mal, él puso fin (ojo, nunca me lo dijo directamente pero a veces no hace falta decir nada). Un mes después de eso, me lo encontré de casualidad y no sé por qué, pero me llevé una sensación rara, me saludó y hablamos de cosas tan estúpidas, quiero decir ninguno de los dos mencionó nada de lo que había pasado, ninguno mostró ningún detalle de que algo había pasado entre los dos, creo que incluso la gente que nos rodeaba en ese momento no se hubiese dado cuenta de que eramos más que conocidos. 

Entonces me pregunto, cómo hacemos para hacer que nunca pasó nada, yo me separo de mi cuerpo un instante, ese instante del reencuentro y me veo a mi también actuar como si nada, pero lo que veo es que no lo hice porque no quisiera actuar diferente sino porque no quería que el pensara que yo seguía sintiendo cosas, que a mi verlo me había removido tanto que a pesar de eso prefería hablar de "qué tal las vacaciones y qué que calor hace" (esta estupidez del orgullo, resentimiento y dolor, todo mezclado que provoca una receta insulsa e intragable). 

¿Por qué no somos capaces a veces de hacer lo que realmente sentimos o no permitirnos actuar como el otro nos lleva a actuar?... ¿por qué el otro decide tratarnos como un conocido, por qué decidimos que es mejor pasar del tema que ser directos y sinceros?, o ¿es como dice Cortázar "Todo había empezado porque todo tenía que acabar?" 

La peor sensación que le queda a una mujer es sentir que significó tan poco para el chico que ya se transformó en un "si te he visto no me acuerdo". 

Como dice la canción de Extremoduro "se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas, se paró el aguacero, ahora somos, flotando, dos gotas".


2 comentarios:

  1. Mi opinión:
    A lo largo de la vida se establecen muchas relaciones, la mayoría de ellas nacen se desarrollan y desaparecen, solo permanecen aquellas que por situación geográfica nos mantienen en contacto, los compañeros de trabajo, los que coincidimos en el gimnasio, los familiares más cercanos y poco más, si cambias de trabajo o de gimnasio lo normal es que cambies de relaciones y a la larga se pierdan las que habías establecido.
    Mantener una relación requiere de un alto grado de esfuerzo que solo se realiza si hay un interés, el amor, el sexo, el dinero, la amistad profunda, una afición común o el coincidir en el mismo espacio al mismo tiempo y si no hay un interés claro el esfuerzo no se realiza, todo en la naturaleza se rige por la ley del mínimo esfuerzo, el fluir del agua, la caída de los objetos, el rodar de una pelota… no se esfuerzan por buscar los caminos más difíciles o ir contra la fuerza de la gravedad.
    Si una relación se ha dado por terminada por ambas partes lo normal es que ninguno se esfuerce por retomarla, aunque exista un sentimiento residual y si no hay interés en retomarla tampoco se envían mensajes que puedan resultar contradictorios o llevar a confusión, para no meterse en un barro del que luego no se sepa cómo salir, es menos comprometido recurrir a los tópicos del tiempo, las amistades o el trabajo y luego un par de besos en la mejilla, en el mejor de los casos, y hasta más ver. El subconsciente nos está marcando estas pautas y solo nos dará otras pautas diferentes si considera que estamos dispuestos a realizar el esfuerzo que supone mantenerse en contacto y generalmente buscará el camino más fácil.
    Las relaciones interesan o no interesan y si hay obstáculos como la distancia, la dificultad para verse, el dolor que puedan causar, terceras personas que interfieren, diferencias irreconciliables de gustos, forma de ver la vida, aficiones, cultura y otras más, lo normal es que acaben por desaparecer acompañadas de signos claros de que no se lucha por mantenerla, signos como un “atentamente” al final de una carta supuestamente de enamorados, aburrimiento en los encuentros, falta de temas que compartir, falta de un proyecto común.
    La relación es cosa de dos (como mínimo) y ambos tienen que luchar por mantenerla en el tiempo y procurarse el mejor entorno para que sea posible, como cercanía, dedicarse tiempo, charlar mucho de temas que interesen a ambos y es tanto el esfuerzo que se requiere que solamente el verdadero interés por ambas partes hará posible su futuro. Si uno de los dos se viene abajo y no se está dispuesto a pagar el peaje necesario, habrá llegado el fin porque este es un carro que no se mueve si solo es uno el que empuja de el.

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  2. Me ha gustado mucho el comentario, al final hay que aceptar que el otro no tiene interés, por más que uno lo tenga.

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